Sí, sí habéis leído bien. Hoy os voy a dar 3 sencillos pasos para conseguir que vuestro pis se convierta en un producto realmente caro ¿vaya chollo no? Pues ahí van:
- Paso 1: Pon la televisión o la radio y escucha el medio millón de anuncios que te avisan de que ha llegado el otoño y hay que tomar un porrón de complejos de vitamínicos para estar protegidos contra el frío, los virus y los monstruos que existen bajo tu cama.
- Paso 2: Coge la cartera y vete como alma que lleva el diablo a la primera farmacia abierta y compra un porrón de pastillas para cada uno de los miembros de tu familia.
- Paso 3: Tomate esas vitaminas llenas de colores y fantasía acompañadas de un buen vaso de agua y siéntate a esperar que haga efecto.
Depende de la rapidez de vuestros riñones calculo que en unas horas… ¡¡tachán!! ¡tu pis será carísimo! ¿porqué? ¡Porque todas esas vitaminas tan caras que has pagado estarán ahí! ¿absurdo verdad? Pues es lo que gran parte de la población hace año tras año, no solo en otoño, también en épocas de estrés, de exámenes… Pues vamos a aprender por qué no debemos hacerlo más y a desmentir unos cuantos mitos sobre su consumo ¿empezamos?
Lo primero de todo como siempre es saber qué son las vitaminas ¿no?
Las vitaminas son micronutrientes orgánicos sin valor energético. Su principal función es actuar como cofactores de las reacciones enzimáticas, vaya palabros ¿no? Para que nos hagamos un idea de lo que es un co-factor, mirad la imagen que adjunta, el cofactor es un elemento necesario para que las proteínas que van a llevar a cabo las reacciones enzimáticas (las enzimas) se activen y puedan cumplir su función.
Además son elementos esenciales, que quiere decir que, a excepción de la Vitamina D y de la Niacina, que son capaces de sintetizarse en el cuerpo, y de la vitamina K2, B1, B2 y la biotina, que pueden ser sintetizadas por bacterias intestinales (¡ay, nuestra querida flora intestinal!), todas las vitaminas deben ser aportadas por la dieta.
Haciendo honor a su nombre «Vita=vida» son esenciales para la que nuestro cuerpo funcione correctamente. Existen muchas enfermedades provocadas por la deficiencia de las mismas, tales como por ejemplo el escorbuto por falta de vitamina C, el raquitismo por falta de vitamina D y la ceguera por falta de vitamina A. Además, hoy en día se sabe, que un consumo adecuado de vitaminas, a parte de prevenir las enfermedades deficitarias, están implicados en el desarrollo de otro tipo de patologías. Uno de los ejemplos más conocidos, por ejemplo, es la implicación de un consumo adecuado de folatos, principalmente, el ácido fólico, en el embarazo para prevenir defectos del tubo neural en el feto.
¡Pues ha llegado la hora! Vamos a desmentir unos cuantos mitos sobre las vitaminas.
Mito 1: Las vitaminas nos dan energía
«¿Te sientes cansado? ¿quieres estar a tope de energía todo el día? Toma esto o lo otro y podrás con todo» ¿Os suena verdad? Ya que es uno de las razones más utilizadas para vender los complejos vitamínicos.
Siento decepcionaros pero no, como bien dice la definición, las vitaminas son nutrientes orgánicos sin valor energético. Por muchas que tomes si tu dieta no contiene combustibles metabólicos como los azúcares y las grasas, tu energía va a ser cero. Es cierto que las vitaminas son necesarias para la activación de las enzimas que llevarán a cabo los procesos metabólicos y por lo tanto conseguir energía, pero ¡ojo! no son la fuente de energía que tenemos que dar a nuestro cuerpo.
Mito 2: Es muy difícil incorporar todas las vitaminas en la dieta
Hay mucha gente que se cree que para satisfacer las necesidades vitamínicas de nuestro cuerpo tenemos que consumir alimentos tales como «raíz de hierbas cultivadas en las montañas andinas que han sido extraídas por las manos expertas de sus chamanes ancestrales». Pues nada más lejos de la realidad, tomando alimentos de toda la vida podemos alcanzar nuestras metas nutricionales. Si miráis la siguiente tabla, si tienes una alimentación sana y completa, donde abunden las frutas y verduras, exista un consumo de lácteos enteros, huevos, carne y pescado podemos conseguir aportar cada una de ellas, sin tener que recurrir a suplementos nutricionales.
Mito 3: Cuantas más tome mejor
Pues lo siento, ese es otro mito. Como vemos en la definición las vitaminas son micronutrientes, es decir, son esenciales para el buen funcionamiento del cuerpo, pero en muy pequeñas cantidades como vimos en la tabla anterior.
Ahora fijaros en esta imagen que se corresponde a la información de la composición de un complejo multivitamínico muy conocido.
¿Notáis algo raro? ¿no? Fijaros un momento en las cantidades… ¡Ajá! Ahí está, son las mismas que veíamos en la tabla de las cantidades diarias recomendadas … Por lo tanto, si bien antes hemos visto que con una correcta alimentación somos capaces de incorporar todas las vitaminas y vemos que los complejos vitamínicos llevan el total de la cantidad que tenemos que tomar al día… ¿qué ocurre entonces? Pues que todo ese porrón extra de vitaminas que le estamos dando al cuerpo no va a poder ser asimilado y por lo tanto se va a eliminar ¿por donde? Pues exactamente por la orina.
Pero bueno podemos pensar, ¿que más da? que el cuerpo asimile lo que pueda y que más me da a mi que luego acabe tuberías abajo… Bueno pues no da igual, ya que entre otras cosas estamos haciendo que nuestro riñones hagan un sobresfuerzo a la hora de eliminar esa cantidad de vitaminas, por lo tanto igual igual, no da. Por no hablar de lo infinitamente absurdo que es tomar algo para que no tenga ningún efecto positivo en nuestro cuerpo.
Mito 4: Tomar vitaminas te protege de coger gripes y resfriado común
¡Si! ¡por fin hemos llegado al mito más extendido con creces! Pues sí, siento decepcionaros de nuevo, pero no hay ninguna evidencia científica que indique que un aporte extra de ninguna vitamina, (sí, ni siquiera de la maravillosa vitamina C), tenga un efecto protector contra gripes y catarros. ¿Os acordáis de cuando hablábamos del fraudulento sobre las vacunas y el autismo? Pues algo similar pasó con la vitamina C y su efecto preventivo sobre la gripe y el resfriado común. Desde entonces es un mito muy extendido. Sin embargo, solo se han obtenido resultados positivos de que la vitamina C tenga efecto protector en deportistas que se enfrentan a un desgaste físico severo.
Pero bueno, no todo está perdido, porque sí que existen estudios que evidencian que un aporte correcto de vitamina C podría acortar la duración del resfriado y mejorar sus síntomas. Yo seguiré tomando zumos de naranja con miel cuando coja catarro. He dicho vitamina C, no tropecientas vitaminas en altas dosis ¿es muy diferente verdad?
Pero todos hemos picado ¿verdad? ¡Yo incluida! Recuerdo hace años, en plenos exámenes que fui a mi médico para que me mandara algo porque estaba muy cansada. Su respuesta fue «¿Comes de todo? ¿comes frutas y verdura en abundancia? Pues no necesitas tomarte nada más, duerme y descansa» . A parte, por supuesto me hice unos análisis, y como mi buena médico intuía, estaba perfectamente, mi cansancio era más mental que físico. Pero ahí estaba yo dispuesta a empastillarme con un montón de vitaminas que no necesitaba y que iban a acabar tuberías abajo. ¿Por qué? Pues por pura ignorancia, ni más ni menos. Nos venden que tenemos que tomar vitaminas en otoño, pues ahí vamos todos a comprarlas y a tomarlas. Sin embargo, mi consejo es que antes de tomar nada, sea lo que sea, nos informemos de qué es lo que tomamos, para qué y si es verdad que lo necesitamos ¡dejemos ya de tomar cosas por modas o por rumores!
Si tenemos dudas de poder tener algún problema de salud, lo mejor es que ir a tu médico, hacerte las pruebas que hagan falta y en el caso de necesitar algún suplemento en particular tomar solo y exclusivamente aquello que necesitamos.
¡Abrigaros, comed bien y a disfrutar el frío!