¿Funciona la homeopatía? ¿Es una «ciencia» odiada por los científicos? ¿Existen estudios científicos que la apoyen o la rechacen? ¿Por qué se incluye dentro de lo que llamamos pseudociencias? ¿Por qué decimos que es agua muy cara? ¡Vamos a por ello!
Antes de que sigas leyendo, si te preguntas a ti mismo qué es la homeopatía, ¿sabrías responder? Si tuviera que apostar algo, diría que la gran mayoría de la sociedad, incluidos gran parte de los consumidores de productos homeopáticos, no sabrían dar una definición adecuada del término homeopatía. La homeopatía se suele confundir con los remedios naturales o la fitoterapia (terapia con plantas). Pero, siento decepcionaros, nada más lejos de la realidad. La homeopatía por definición es un «método curativo de algunas enfermedades que se fundamenta en la aplicación de pequeñas cantidades de sustancias que, si se aplicaran en grandes proporciones a un individuo sano, producirían los mismos síntomas que se pretenden combatir». Esta definición ya nos va dando pistas de sobre lo que realmente estamos hablando.
Los 3 Principios Fundamentales de la Homeopatía
1º Principio de la Homeopatía: Principio de Semejanza
El médico creador y precursor de este método terapéutico fue el alemán Samuel C. Hahnemman. Pongámonos en contexto: Estamos en el año 1790, una época en la que la medicina está muy poco avanzada, y técnicas tan «sofisticadas» como las sangrías y amputaciones eran habituales para resolver casi cualquier problema. Por ello, Hahnemman intentó buscar métodos alternativos que no fueran tan crueles y poco eficaces (Comprensible… ¿no?). Revisando y transcribiendo libros antiguos se encontró con textos filosóficos que defendían el Principio Hipocrático de Similitud: Similia similibus curentur, es decir, «lo similar se cura con lo similar». Este principio defiende que aquello que provoca un mal en una persona sana, en pequeñas dosis tiene la capacidad de curar a una persona enferma de ese mismo mal (todo bastante lógico no… un sartenazo da una buena jaqueca… ¿Uno suave lo curará?).
Hahnemmn, decidió poner a prueba esta hipótesis utilizando para ello una planta utilizada para el tratamiento de las llamada fiebres palúdicas, la Cinchona officinalis. La corteza de esta planta contiene una sustancia llamada quinina, un alcaloide natural con propiedades antipiréticas, antipalúdicas y analgésicas. Siguiendo el Principio de Semejanza, el consumo de quinina debería provocar los síntomas que cura, en este caso fiebre, en un individuo sano. Ni corto ni perezoso, empezó a consumir la corteza y no quedándose tranquilo con eso, animó a amigos y compañeros a consumirla (los científicos de aquella estaban hechos de otra pasta…). ¿Cuál fue el resultado? Todos ellos empezaron a desarrollar síntomas similares a las fiebres palúdicas. Animado por estos resultados, comenzó a evaluar muchas de las sustancias utilizadas por la medicina en aquellos tiempo (Belladonna, Digitalis, Sulphur, Pulsatilla…) y escribe el ensayo titulado «Ensayo sobre un nuevo principio para descubrir las virtudes curativas de las sustancias medicinales» y posteriormente el ensayo «Organon del arte de curar».
Hasta aquí todo bien ¿o no?, Si dejamos a un lado el hecho de que se estuvo intoxicando durante años, hay quien podría defender este método como válido para la búsqueda de nuevas medicinas, ¿no? Bueno pues siento decepcionaros, porque de esta manera Hahnemman solo testó sustancias cuyas características curativas ya estaban descritas (así cualquiera ¿no?).
2º Principio de la Homeopatía: Testado en personas sanas
Basándose en el primer principio, la homeopatía defiende que no es necesario testar los fármacos en personas enfermas, ya que observar los síntomas que producen en personas sanas es más que suficiente para corroborar su poder curativo. Personalmente, esta parte me parece fabulosa, la defiendo al 100%. Testar cualquier cosa en una persona sana es genial, ¿no creéis? Te ahorras eso de tener que demostrar que realmente cura. Mi pregunta ahora es… ¿en el caso de que el fármaco en cuestión provocara la muerte, significaría que habríamos encontrado la cura contra la muerte? Tengo que revisarlo, ¡¡¡no vaya a ser que me forre…!!!
3º Principio de la Homeopatía: Potenciación
Lo bueno siempre está al final, así que en la homeopatía no va a ser diferente. Este principio es el más criticado por la comunidad científica y ahora entenderéis por qué. La homeopatía asume que el «poder espiritual curativo» se transfiere desde la sustancia original a un solvente (que normalmente es agua) por un proceso de trituración y agitación llamado «potenciación». (Ahora entendéis un poquito más nuestras reticencias con este método,¿no?). Esto se traduce en la realización de diluciones infinitésimales de la «sustancia curativa», llegando a ratios de 1 de cada 1060, (que para los que no controlen de matemáticas es 1 seguido de 60 ceros… ¿Mucho verdad? Tanto, que en la solución ultradiluida que nos ofrece el homeópata no queda ni rastro del principio activo original). El Principio de Potenciación afirma que una sustancia es mucho más activa cuánto más diluida está, lo que contradice claramente el segundo principio de la termodinámica además de contradecir la relación entre la dosis y efecto.
Además de esto, la homeopatía se adentra en el misticismo y reformula el concepto de enfermedad defendiendo la idea de que la raíz de las enfermedades es espiritual, energética, en vez de física. Defiende que la enfermedad no es causada por ningún agente físico, sino por la falta de armonía con la fuerza vital. Obviamente esta teoría fue refutada pocos años después cuando Rudolf Virchow descubrió el proceso de patología celular, y por supuesto por todo el conocimiento científico posterior.
¡¡¿¿Qué dice la ciencia de todo esto??!!
A pesar de que se ha demostrado que la homeopatía no se sustenta con ninguna evidencia científica, debido al fervor creciente en torno a la homeopatía, se han realizado cientos de estudios a lo largo de los últimos años y en ninguno de ellos se han conseguido observar evidencias de que la homeopatía funcione. La revisión más amplia que se ha hecho sobre homeopatía se realizó por las Autoridades Sanitarias Australianas (NHMRC) en 2015 que concluyó que no existe ninguna patología para la cual existan evidencias de que la homeopatía sea efectiva. Además la European Academies Science Advisory Council (EASAC) declaró en 2017 que las afirmaciones que defiende la homeopatía son inverosímiles e inconsistentes con los principios científicos, alegando que no hay enfermedades conocidas para las cuales exista una evidencia sólida y reproducible de que la homeopatía sea efectiva más allá del efecto placebo.
¿Por qué el consumo de homeopatía no disminuye, es más, aumenta cada año?
Esa es muy buena pregunta, querido Watson… La homeopatía es uno de los muchos ejemplos de cómo la falta de comprensión sobre el funcionamiento de la ciencia y el método científico contribuye a las creencias, algo que pueden tener consecuencias drásticas en los pacientes. Es aquí donde tanto médicos, científicos y autoridades sanitarias debemos ir de la mano para luchar contra este fenómeno. Es muy fácil convencer a alguien de probar tratamientos que prometen ser naturales, apacibles, libres de efectos secundarios… Olvidan decir que son tan, pero tan cómodos de tomar, que de no ser, no son ni efectivos. Puestos a seguir métodos de curación agradables yo prefiero que me froten la barriga y me canten «Sana, sana culito de rana, sino sanas hoy sanarás mañana»… Total, el resultado va a ser el mismo y el factor emocional es más fuerte.
Por lo tanto…
¿Se han hecho estudios sobre la eficacia de la homeopatía? Sí, cientos y ninguno ha conseguido probar su eficacia;
¿Los productos homeopáticos son agua muy cara? Sí, el mismo principio de Potenciación defiende esta premisa;
¿Los científicos odiamos la homeopatía? No, no odiamos la homeopatía. Odiamos que se engañe a las personas enfermas vendiendo productos que no son eficaces.
Totalmente de acuerdo, el único efecto que podría atribuírsele es el «efecto placebo»…¡autosugestión!.
En primer lugar, como ves, claro que publicamos tu comentario, porque creemos en la libertad de expresión y no nos molestan los debates. Aún así, nos gustaría que en el futuro los comentarios estuvieran libres de insultos, algo que creemos que desvirtúa bastante el diálogo.
Me resulta curioso el argumento del “negocio millonario” que se atribuye a las farmacéuticas con el fin de desacreditarlas. Renunciar a los fármacos porque las empresas ganan dinero sería como pretender iluminar tu casa con velas porque no quieres que las empresas eléctricas obtengan beneficios. Por otra parte, la industria homeopática no es precisamente una ONG, sino que se trata de una industria que factura millones. Y lo hace a costa de nuestra salud, vendiendo productos (muy caros para su composición, por cierto) que además no han demostrado eficacia en ningún tipo de estudio científico.
Por cierto, que el argumento de que los científicos están pagados por las farmacéuticas está muy manido pero carece de fundamento. Basta con darse una vuelta por cualquier universidad para comprobar que eso no es así.
Y respecto a lo que llamas “veneno ambiental”, no entiendo qué tiene que ver con la entrada que criticas. A los científicos nos preocupa la salud y el medio ambiente, y por ese motivo cada día trabajamos para mejorar las condiciones de nuestro planeta y asegurarnos que todo aquello a lo que estamos expuestos (alimentación, entorno) es seguro.