¡¡Buenos días de lunes!!
¿Comenzamos la semana con energía? Si te falta energía y no sabes la razón, revisa aquí nuestro post sobre el descanso y la fase REM.
Hoy el tema me pilla muy a mano, ya que, como cada vez que me bajan las defensas, ha brotado en mi labio inferior un borboteo que pica y escuece a partes iguales, ¡que poquito te echaba de menos bicho! Pues sí, exactamente, yo soy una de las millones de personas que está infectada por el Virus del Herpes Simple (HSV).
No sé muy bien cuando me infecté (me lleva acompañando toda la vida que recuerdo), lo que si tengo claro es por donde ¿sabes por qué lo sé? Sigue leyendo… prometo desvelarlo al final… 😛
El HSV, pertenece a la familia Herpesviridae, de la cuál se has aislado más de 100 tipos de virus diferentes, uno de los ejemplo más conocido es el virus de la varicela. Dentro del HSV, se distinguen dos tipo, HSV tipo 1 y HSV tipo 2. Ambos pueden causar infecciones bucales y genitales, sin embargo, el HSV-1 provoca con mayor frecuencia las lesiones bucales, entre las que se encuentra el herpes labial.
El HSV-I es un virus de gran tamaño (para ser un virus claro), y es bastante complejo en cuanto a estructura, ya que, a parte del material genético, tiene una especie de «escudo» proteico bastante complejo, llamado cápsida, y luego además un plus de envoltura lipídica (he ahí la razón de que pueda entrar en nuestras pobres celulas).
Suele infectarnos a la mayoría de nosotros en edades tempranas y se mantiene latente en nuestro interior durante toda nuestra vida, sí sí, para siempre (¿y a mi me preocupaba el matrimonio? jaja)
La principal pregunta que a todos nos inquieta ¿cómo nos podemos contagiar?
Pues para que se produzca ese primer contagio se tienen que dar una serie de factores, no es tan fácil ¡así que no hace falta que huyáis cuando nos veis con nuestras pupas en los labios!
A lo que iba, para que se produzca ese primer contagio es necesario un contacto directo entre la piel o las mucosas dañadas de un individuo no infectado, con viriones infectivos liberados por los fluidos corporales del sujeto infectado, es decir, si tienes una herida en el labio no te pongas a besarte apasionadamente con una persona que tiene la pupa en carne viva.
A parte del contacto directo, se tiene que dar que el virus consiga entrar y reproducirse dentro del cuerpo del individuo sano, puesto que, el sistema inmune suele estar alerta para evitarlo. Debido a ello, las infecciones se suelen producir en las etapas iniciales de la vida, donde nuestro sistema inmune aún está en desarrollo, y el virus tiene el trabajo más fácil. Es más, hay estudios que hablan de contagios de este tipo de virus durante el parto (aunque es más probable si se trata de la cepa genital), o en los primeros instantes de la vida del bebé por ejemplo, en esos primeros besos que le damos.
¿Qué ocurre cuando me infecta?
Una vez que el virus entra empieza a reproducirse en el sitio de entrada y luego todos los viriones se trasladan hacia los ganglios por medio de las fibras nerviosas, y ahí se quedan en estado latente, es decir, quietecitos y sin hacer ruido.
¿Por qué entonces me vuelve a salir una y otra vez?
El estrés, la radiación UV y la fiebre son los desencadenantes más importantes. Cuando sufrimos alguno de estos factores, se produce la reactivación del virus. Con lo cuál el virus se empieza a reproducir de nuevo y se traslada hasta el sitio donde se produjo la primera infección, y zasca, ¡pupa al canto!
Si has llegado hasta aquí, sabes entonces el lugar donde me infectó el virus ¿no? Pues exactamente en mi labio inferior.
¿Qué puedo hacer si estoy contagiad@?
Pues asumirlo, ya que nunca te vas a librar de él (vamos ahí, ¡que comprensiva! ja ja). A mi me funciona bastante bien el Aciclovir en crema cuando me brota la pupa, pero bueno, que mis dos o tres días con él no me los quita nadie. Yo siempre digo que si me tocara la lotería y estuviera en la playa viviendo la vida contemplativa, probablemente no me brotara tanto, pero de momento nada de nada….
¡Muchas gracias por leerme!
¡Buen lunes a tod@s!