Arándanos contra la infección de orina, ¿ciencia o brujería?

Dolor de barriga, escozor infernal al hacer pis, ir al baño y que lo único que salga sean tus lágrimas… Si alguna vez has sufrido una infección de orina, seguro que estos síntomas te resultan familiares. La frecuencia de estas infecciones junto con el tremendo malestar que provocan han despertado el ingenio tanto de curanderos como de científicos. Una rápida búsqueda en internet te revelará todo tipo de remedios para combatir estas dichosas infecciones. De entre todos ellos destacan, además de los clásicos antibióticos, los arándanos. ¿Qué dice la ciencia de estas soluciones?

¿Quién es el culpable?

Las infecciones del tracto urinario o ITUs ocupan una de las primeras posiciones en el ranking de las infecciones bacterianas. Para que os hagáis una idea de su impacto, afectan a más de 150 millones de personas al año. ¿Eres un@ de l@s afortunad@s que se ha librado? Pues ojo, porque si eres mujer, tienes un 50% de posibilidades de sufrirla a lo largo de tu vida. ¿Mal cuerpo? ¡Pues aún hay más! Después de convertirte en una nueva víctima, la probabilidad de que recaigas en los siguientes 6 meses será de otro 50%.

¿Por qué se producen estas infecciones? En circunstancias normales, nuestras vías urinarias constituyen un auténtico desierto en el que no habita ninguna bacteria. Pero en algunas ocasiones, las bacterias que se encuentran en el intestino (como Escherichia coli), salen de su zona de confort e invaden la vagina y la zona periuretral. Desde allí migran a la vejiga, se unen fuertemente a las células que la recubren y forman un campamento en el que comienzan a multiplicarse sin descanso. El resultado es una reacción inflamatoria tremenda (cistitis o infección de vías bajas), responsable de los síntomas que describía al inicio de esta entrada. Si no se toman las medidas adecuadas, el viaje de estas bacterias puede continuar hasta alcanzar los uréteres y riñones (pielonefritis o infección de vías altas), una situación mucho más grave.

El primer indicador para saber si tenemos una infección de orina es prestar atención a los síntomas, aunque estos son muy variables e incluso algunas personas pueden sufrir ITUs completamente asintomáticas. Un análisis de orina permitirá confirmar rápidamente la sospecha. Estos análisis, mediante el uso de tiras reactivas o la observación al microscopio, se basan en detectar la presencia de glóbulos blancos o leucocitos (situación que conocemos como piuria). Estas células no se encuentran normalmente en la orina, pero como su función es defendernos de los ataques de patógenos, aparecen ante una ITU.

¿Cómo combatirla?

Sin ningún tipo de duda, el tratamiento más efectivo y el único recomendado son los antibióticos. En esta entrada ya explicamos cómo funcionan estos fármacos para combatir las infecciones bacterianas. En el caso de las ITUs no complicadas, la estrategia más común (aunque no la única) es utilizar fosfomicina, un antibiótico de amplio espectro que bloquea la síntesis de la pared celular de las bacterias. Pero cuando la situación se complica y la ITU persiste o se repite, hay que profundizar en el estudio realizando:

  • Cultivos microbiológicos, para poner nombre y apellidos a la bacteria que causa la infección.
  • Antibiogramas, para conocer a qué antibióticos es resistente y cuáles consiguen su destrucción.

¿Se pueden prevenir las ITUs?

Uno de los grandes incordios de las ITUs, es que tienden a repetirse. Así, cuando se producen más de 2 ITUs en 6 meses, o más de 3 en un año, hablamos de ITUs recurrentes. Éstas pueden producirse, bien porque un pequeño grupo de bacterias consigue resistir al tratamiento (persistencia), o bien porque nuevas bacterias vuelven a colonizar la vejiga (reinfección). Los antibióticos, siempre bajo prescripción médica y analizando cada caso, pueden utilizarse en la prevención de las ITUs recurrentes. Sin embargo, la preocupación por el desarrollo de resistencias ha disparado la búsqueda de métodos alternativos que ofrezcan los mismos resultados. Y que, ya puestos a pedir, tengan menos efectos secundarios. ¿Qué dice la ciencia de esas alternativas?

1. Medidas higiénicas e hidratación

Modificar nuestros hábitos puede ser el primer paso en la prevención de las ITUs. Tener en cuenta estas normas no va a erradicarlas ITUs por completo, pero son medidas al alcance de nuestra mano que pueden aportar un granito de arena.

Siento deciros que uno de los principales factores de riesgo para sufrir ITUs recurrentes es mantener relaciones sexuales. El riesgo aumenta cuando se utilizan métodos anticonceptivos que contienen espermicidas. Esto podría deberse a que el principio activo utilizado en estos métodos (nonoxynol-9) es tóxico, además de para los espermatozoides, para los lactobacilos. Así, estas bacterias que normalmente están en la vagina (y la protegen frente a patógenos) caen como moscas, dejando vía libre para que E. coli comience su cruzada desde la vagina hacia el trato urinario. ¿Qué podemos hacer para evitarlo? Si sufres ITUs recurrentes pero no estás dispuest@ a una vida de castidad, revisa qué método anticonceptivo utilizas y minimiza el uso de espermicidas. La eficacia de otras recomendaciones como ducharse y orinar después de haber mantenido relaciones o aumentar la ingesta de líquidos no está clara. Sin embargo, siendo medidas tan sencillas poco perdemos por tenerlas en cuenta, al menos hasta que la ciencia llegue a una conclusión definitiva.

Maritsa Patrinos (@maritsapatrinos) | (via BuzzFeed)

2. Arándano rojo

Los arándanos rojos podrían ejercer un papel protector frente al desarrollo de ITUs. En su momento se pensaba que este superpoder se debía a que la acidez del zumo de arándanos (con un pH de 2,5) dificultaría el crecimiento de bacterias patógenas. Sin embargo, hoy se atribuye la responsabilidad a uno de los ingredientes que encontramos en estos frutos rojos: las proantocianidinas. Como ya explicamos, para que se produzca una ITU, es necesario que las bacterias se adhieran al epitelio de la vejiga. Para ello, cuentan en su superficie con unas estructuras llamadas fimbrias que se unen a receptores específicos presentes en las células epiteliales. Las proantocianidinas tienen un efecto anti-adherente, ya que se unen a las fimbrias bacterianas bloqueando su mecanismo de anclaje. Además, la capacidad antibacteriana de las proantocianidinas podría potenciarse gracias a otros mecanismos adicionales. Entre ellos estarían la inhibición de la motilidad de las bacterias, la modificación de la cantidad y longitud de las fimbrias o la inducción de cambios morfológicos que facilitarían la expulsión de las bacterias.

Ésta es la teoría, pero ¿son realmente eficaces? En los últimos años se han realizado numerosos estudios para responder a esta pregunta. Sin embargo, no todos han obtenido los mismos resultados, así que tenemos conclusiones para todos los gustos:

  • Por un lado tenemos como ejemplo esta reciente revisión que asegura que la ingesta de arándanos reduce la incidencia de ITUs, sobre todo cuando son recurrentes.
  • Por otro lado, tenemos esta revisión Cochrane (conocidas por su minuciosidad y calidad científica) que descarta el efecto beneficioso de los arándanos.

El principal obstáculo para llegar a una conclusión definitiva es la enorme heterogeneidad que existe entre los diferentes estudios. Cada estudio utiliza diferentes modos de administración de los arándanos (zumo, concentrados de arándanos o de proantocianidinas), diferentes dosis del principio activo (¡en algunos casos ni siquiera dicen qué dosis utilizan!), diferentes poblaciones de estudio (niños, mujeres premenopáusicas, mujeres postmenopáusicas, ancianos, enfermos crónicos…) e incluso diferentes criterios para diagnosticar la ITU (presencia de piuria, necesidad de confirmación por cultivo…).

Os podéis imaginar que con semejante batiburrillo no es fácil establecer una recomendación firme. Por ese motivo, la Asociación Europea de Urología ha decidido ser precavida y, ante tanto resultado contradictorio, no recomienda el uso de arándanos en la prevención de ITUs. En esta misma línea, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) retiró el 1 de agosto de 2018 la «consideración de producto sanitario» a los arándanos rojos, aunque éstos se pueden seguir adquiriendo como suplementos alimenticios. Por otro lado, la Asociación Americana de Urología es un poco menos conservadora y aprueba que, en casos concretos, los médicos lleguen a considerar los arándanos en la prevención de las ITUs recurrentes, aunque insisten en que el nivel de evidencia científica es bajo. Esperemos que la futura puesta en marcha de ensayos clínicos bien diseñados pueda responder finalmente a esta cuestión.

3. Alternativas a las alternativas

Entre las alternativas a los antibióticos, se ha planteado el uso de probióticos. Las bacterias pertenecientes al género Lactobacillus podrían desplazar a las bacterias patógenas, ya que son muy buenas competidoras, generan sustancias tóxicas para las bacterias indeseadas y disminuyen el pH al producir ácido láctico.

La D-manosa es una de las propuestas más novedosas. ¿Recordáis que las bacterias patógenas utilizaban las fimbrias para adherirse a la vejiga? La manosa es un compuesto (monosacárido) que, al igual que ocurría con las proantocianidinas, es capaz de unirse a las fimbrias bloqueando su función.

La lista de alternativas es inmensa, y podríamos seguir hablando de la metenamina (un bacteriostático), de la fitoterapia, de la administración de ácido hialurónico o de la inmunoterapia (vacunas). Aunque los efectos de algunas de estas opciones parecen muy prometedores, son tan pocos los estudios serios que se han llevado a cabo, que es demasiado pronto para ser optimistas.

¡Habrá que permanecer a la espera, pero por el momento parece que los antibióticos siguen siendo nuestros mejores aliados!


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